Jóvenes mujeres secuestradas, segregadas, violadas durante meses y utilizadas como “incubadoras” para los recién nacidos, que serán luego vendidos al extranjero para fines desconocidos. No es el trama de una película de terror, sino la triste realidad de un fenómeno presente a gran escala y, en particular, en los Países del conocido Tercer Mundo, donde la pobreza, el hambre y la injusticia social, a menudo, van a menudo de la mano. Una bofetada a la humanidad.
En Nigeria, una de las Naciones más ricas de petróleo al mundo que, al mismo tiempo, está marcada por graves tensiones interétnicas, el fenómeno está tan expuesto y conocido que se le ha sido asignado un nombre específico: las “baby factory”. Las denominadas “fábricas de niños” no son más que chozas donde viven abarrotadas como animales de reproducción, decenas de mujeres y chicas muy jovenes, que las tienen en secreto escondidas hasta el momento del parto, por torturadores pagados por poderosos grupos criminales locales. ¿Qué ocurre con estas madres después del parto, no se sabe. Y, aún más abominable, nada cierto se sabe de los hijos.
Muchos recién nacidos son “colocados” como mercancía, en el circuito de las adopciones internacionales y vendidos a un alto precio a las parejas heterosexuales u homosexuales. Sin embargo, de muchos otros se han perdido las pistas. Existe el temor fundado de que han sido “usados” para la extracción de órganos o que han sido “reciclados” para el mercado en auge de la pornografía infantil. Mujeres y niños de nuestros tiempos explotados como objetos inanimados de usar, abusar, vender, desmembrar y eventualmente eliminar. Ni siquiera un indicio de humanidad en este mundo gobernado, al parecer, sólo por el dios “mammona” donde el dinero es el protagonista inclusive contra el sentimiento más bello y fuerte del universo: aquel que une a una madre con su bebé recién nacido.
Emanuele di Leo, Presidente de Steadfast (una organización sin ánimo de lucro que opera desde hace años en Nigeria junto a los más pobres) explica quienes son los compradores culpables de este delito: “Son personas que vienen desde el Occidente que tienen problemas de infertilidad, tanto parejas heterosexuales como homosexuales; también nigerianos, familias ricas, cuyo hombre efectua agresiones hacia estas chicas secuestradas en los pueblos con el fin de dar a luz a un niño con su propio patrimonio genético. ”
El precio de un recién nacido “subrogado” De 4 mil a 10 mil euros, explica el operador humanitario. Una cifra que, sumada a los cientos de mujeres vendidas al extranjero para convertirse (involuntariamente) en “madres subrogadas” o directamente “utilizadas” por los clanes por cientos miles de euros por año. En los últimos años han sido descubiertas, sólo en Nigeria, al menos veinte fábricas de niños, por lo general antiguos orfanatos donde las chicas son todas segregadas para los nueve meses de gestación, finalizando después no sabe cómo.
En uno de estos lugares infernales, recientemente descubiertos por la policía, las fuerzas del orden encontraron 32 chicas, por supuesto, todas mujeres embarazadas, encadenadas a la pared como vacas en un establo. Una nueva frontera de la explotación sexual, una práctica abominable que sólo se conoció hace unos pocos meses, pero que se lleva a cabo durante años, en el silencio cómplice que se sabe pero que se ha prefido dejar en el silencio.
Traducción a cargo de Adriana Montiel
Fuente: http://liberata.org/las-fabricas-ninos/