Siempre voy a guardar en mi corazón el día que tuve la oportunidad de presenciar una reunión entre distintos profesionales de la Unidad de Neonatología en el Hospital 12 de Octubre sobre el tema del duelo. Jillian Cassidy, fundadora de Umamanita, fue la invitada para la edición de esa tarde, y sus palabras se me quedaron clavadas en el alma. Hablábamos de por qué era tan especial el duelo por un bebé. Nos contó que lo que distingue el duelo por un bebé que muere antes o poco después de nacer de otros duelos es que los recuerdos que tenemos no son tangibles. Eso dificulta validar el dolor y transitar el intenso camino del duelo.
Qué duro tiene que ser salir del hospital con las manos y las entrañas vacías, cuando pensamos en las madres recién estrenadas que aparecen en los medios de comunicación mostrando orgullosamente a su bebé en las puertas del hospital, un gesto imitado tantas veces en todo el mundo. En demasiadas ocasiones, cuando una madre pierde a su bebé ni siquiera se le ofrece la oportunidad de verlo, de besarlo, de olerlo, de acariciar su piel, de decirle todo aquello que necesite decirle, de despedirse de él y dejarlo partir.
Cuando una familia pierde a un bebé, se siente literalmente vacía. Jamás tendrán álbumes de fotos de cuando su hija o su hijo cumplió cuatro años, ni ese gorro que llevaba siempre cuando le sacaron de paseo los primeros meses, ni ese primer dibujo que entregó con un orgulloso «¡Mamá, mira lo que he pintado para ti!». Y cuando llegan a casa, en ocasiones, algún familiar bienintencionado, pero equivocado, ha vaciado incluso la habitación del bebé, para que nada les recuerda a esa vida.
Afortunadamente, asociaciones como Umamanita están trabajando con firmeza para cambiar este tipo de actitudes. Concretamente, el proyecto piloto al que nos referimos en este post consiste en hacer llegar una caja de recuerdos a las familias que han perdido a su bebé.
La idea de que las familias salgan del hospital con recuerdos de su bebé y de que los hospitales tengan una herramienta como estas cajas es un sueño que tuvo la asociación desde sus comienzos. El proyecto de Umamanita sigue un modelo que ya se está llevando a cabo en muchos otros países. Concretamente, está inspirado en el trabajo de la asociación australiana Mums Like Me («Mamás como yo»). En Mums Like Me, las cajas las elaboran mamás y familias que en su día perdieron a un bebé, y que en el día de la muerte de su criatura recibieron una caja similar realizada, a su vez, por otras mamás.
Este sueño se dinamizó con la llegada de Cheli Blasco a Umamanita, y contando con su inestimable empuje se propuso al Hospital 12 de Octubre, con el que habían colaborado anteriormente y, por ello, confiaban en que estuviesen abiertos a la propuesta.
El programa piloto consiste en la entrega de las dos primeras cajas en el Hospital, una para un bebé prematuro y otra para un bebé a término, ambos muertes intrauterinas. Al mismo tiempo, Umamanita impartirá formación a un equipo multidisciplinar de profesionales sobre cómo usarlas. Posteriormente, el hospital proporcionará retroalimentación sobre cómo ha ido la experiencia. Una vez concluya esta primera etapa, se pretende generalizar y poner en marcha el proyecto en el hospital para que llegue a todas las familias que lo necesiten.
Esta caja, este tesoro, pretende ayudar a elaborar recuerdos palpables, tangibles, de la preciada vida y muerte de bebé que ha partido. La caja cuenta con tinta y papel para poder tomar huellas de los pies y las manos, un certificado de nacimiento simbólico para recoger los datos del bebé (su nombre, peso, fecha de nacimiento y nombre de los padres), folletos de información y un documento, la Carta desde el cielo de María Jesús Blázquez.
Contiene además prendas para arropar y vestir al bebé, patucos, un gorro, una manta, algunas de ellas tejidas por otras mamás; un tierno y suave peluche, un tarjetón de recuerdo con una frase compasiva y la mención de que todo aquello ha sido creado con amor en recuerdo a otros bebés que también han muerto. Diversas personas ya se han ofrecido con entusiasmo y generosidad a colaborar para hacer ropita para los bebés. Este gesto no solo ayuda a las familias que reciben la caja, sino que también es muy terapéutico para las familias que se ofrecen a ayudar.
Pero la caja de recuerdos sirve para mucho más. Puede ser un puente entre las matronas, el personal médico y los padres, incluso los hermanos, cuando la comunicación verbal no sirve en un momento de crisis, de punzante dolor, cuando no sabemos qué decir ni cómo decirlo. Cuando las palabras están de más. Y, con el tiempo, ayudará a recomponer la historia familiar y a reconocer, integrar y situar a esa personita en el lugar que le corresponde.
Nada en este mundo puede consolar cuando se muere un bebé, pero atesorar una caja de recuerdos nos puede ayudar a reconocer la existencia de este niño o niña y a validar ese dolor.
Os copio aquí el mensaje que publicó Umamanita esta semana:
«Os presentamos las preciosas cajas de recuerdos que hoy hemos presentado en el Hospital 12 de Octubre en Madrid. Estas cajas son parte del programa piloto que comentamos hace poco. Ha sido posible crear estas cajas gracias a Cheli Blasco y a María García, las mamás de Luna y Lentejita. Son el comienzo de un cambio importante en un hospital dispuesto a cambiar. Os iremos contando y seguimos buscando gente que quiera participar haciendo ropita de bebé, mantitas, peluches… ¿Te animas? ¿Quizá alguien de tu familia? ¿Algún amigo o amiga?»
¡Gracias Jillian, gracias Cheli y gracias María!