El pasado viernes Oscar Quintela y Pilar Gómez-Ulla expusieron a los padres de la catequesis y otras personas de la parroquia su experencia de duelo perinatal. Han colaborado en la creación de la «Red el Hueco de mi vientre».
La muerte de un hijo en etapa perinatal es una crisis vital enorme. Para unos padres que pueden ser jóvenes, que quizá no han tenido muy cerca el dolor de la pérdida… se trata de algo difícil de imaginar. El inicio de la vida, concebir, gestar, esa dramática y espectacular transformación hacia la maternidad y paternidad, y casi al mismo tiempo les toca despedir al hijo y encontrarse de frente con la muerte, el desgarro indescriptible y un silencio lleno de dolor.
Pilar (ponente) y Eugenio (Párroco)
Pero como toda crisis vital, es también una ocasión de crecer. Por el contacto con la muerte, nos da la oportunidad de valorar la vida y vivirla con una conciencia e intensidad nuevas. Por el dolor desconocido hasta entonces, nos puede hacer sensibles al sufrimiento de otros, a la injusticia evitable. Por la experiencia del vínculo con el hijo, podemos descubrir en nosotros una capacidad de amar más allá de la muerte, una unión con el hijo, entre nosotros como padres y con toda la humanidad en su experiencia de parir y de amar, en su experiencia de dolor. Nos sentimos hermanos de toda la humanidad enamorada, y de toda la humanidad sufriente. No es raro que los padres en duelo sientan que nada está igual en su vida, y que también en su dimensión espiritual se transforman y maduran.
El 98% de las muertes intrauterinas en el mundo se dan entre los empobrecidos (The Lancet 2016). Esto significa que son en gran número ¡evitables! Y eso puede y debe cambiar.
Pili y Oscar (Ponentes) con los asistentes
En España apenas existen cuidados paliativos perinatales. Así, los bebés que nacen antes del límite de la viabilidad mueren sin atención médica paliativa. Los padres que reciben un diagnóstico de su bebé en gestación «limitante de la vida», son en la práctica empujados a abortar, porque no se les ofrece la atención adecuada para transitar el camino de acompañar a su hijo el tiempo que viva. Y eso puede y debe cambiar.
En ocasiones los padres cuyo hijo tiene alguna anomalía toman la decisión de abortar estando aún en estado de shock. Sin información de cómo es la vida de las familias que tienen un hijo en esas condiciones. Sin información actualizada de los avances médicos. Y eso puede y debe cambiar.
Profesionales y familias ya estamos caminando juntos en esa dirección. Amistad, trabajo y esperanza. Eso es la Red el Hueco de mi Vientre. De esto hemos hablado en Las Palmas de GC. Porque queremos hacer del hueco de nuestro vientre una caja de resonancia para el dolor de otros. Dar sentido a nuestro propio dolor y hacerlo fecundo.
Fuente: http://antigonahoy.blogspot.com.es/