Publicamos un resumen del artículo que publica «El País» sobre Menores No Acompañados en Melilla. TAMBIÉN SUS FAMILIAS ESTÁN EN DUELO. Damos voz a este sufrimiento:
Decenas de menores tutelados por la ciudad fronteriza malviven en las calles.
Javier Guzmán. Luis Manuel Rivas. Melilla
Un niño de nueve años juega con sus amigos junto al puerto de Melilla. Aún no tiene edad como para haber completado la Primaria, pero sabe y explica con lujo de detalles cómo hacer risky: entrar en un barco sin ser visto. Aunque le está costando conseguirlo y los días siguen pasando en la ciudad fronteriza. Él es de Marruecos y no tiene padres en la ciudad: Melilla ejerce su tutela. Sin embargo, vive en una cueva. No va al colegio. Mientras relata su experiencia, se rasca una mano, cubierta de sarna. En la coronilla, una erupción causada por tiña se va comiendo los caracolillos morenos de su pelo. Con sus nueve años, traza un plan, que explica como si fuera un juego, para meterse debajo de un camión y llegar a tierras malagueñas. O donde sea.
En los 13 kilómetros cuadrados en los que se extiende Melilla hay unos 600 menores no acompañados. 530 viven en centros gestionados por la ciudad autónoma. Otros, entre 50 y 100, se niegan a ir a los centros y viven en cualquier rincón de Melilla donde quepa un colchón: en cuevas en la escollera, en el interior de las estructuras los puentes o en los gigantescos tubos de una obra.
Víctimas de abusos sexuales
La activista de Harraga Sara Olcina denuncia que la fiscal “no ha actuado” en situaciones de peligro extremo para los niños. “Sabíamos el caso de un niño de nueve años que se prostituía con un hombre al que teníamos identificado. Fuimos con dos testigos que incluso lo habían visto prostituyéndose. La fiscal dijo que era importante que lleváramos al niño”. La voluntaria critica que se les pidiera a ellas llevar al menor, ya que tenían miedo de significarse. “Denunciar a ese hombre podría ser peligroso para nosotras y para el niño. Melilla es una ciudad muy pequeña”, añade. Critica que la Fiscalía nunca citó al niño para que declarase y que nunca lo buscó, algo que la fiscal niega. «Los menores dijeron que no habían sido testigos directos y no se puede acusar a alguien sin pruebas», aduce María Isabel Martín. La fiscal añade que, aun así, la Guardia Civil buscó al niño y no lo encontró, por lo que la investigación «se abrió, pero se archivó». Sara Olcina sostiene que la Fiscalía no se puso en contacto con la asociación Harraga, que sí tenía localizado al menor.
El consejero Ventura explica que los niños y adolescentes que van a uno de los tres centros de menores de la ciudad “reciben cursos” de prevención del abuso sexual. No obstante, admite que no hay ningún plan para evitar que las decenas de niños y adolescentes que duermen en las calles caigan en la prostitución. “La sociedad no es perfecta. Si tenemos hijos y salen a la calle y hay un desaprensivo que quiere abusar de él, lo que hay que hacer es cogerlo”, afirma el político melillense.
El céntrico Parque Hernández, donde algunos menores denuncian presencia de abusadores sexuales.
Varias decenas de menores que duermen en la calle consultados por EL PAÍS sostienen que “cada día” hay algún hombre que va a buscarlos, «especialmente a los más pequeños». “Hay gente en el parque Hernández, hay muchos que van en coche”, denuncia uno de ellos. El parque Hernández es un espacio verde en pleno centro de la ciudad lleno de dragos, ficus y otros grandes árboles, cuya sombra aprovechan los menores para pasar la tarde y protegerse del sol. El joven sabe cuando uno de los suyos acaba siendo víctima del abuso sexual. “Vienen duchados, con ropa limpia y comida”, señala el joven.
Los delitos de estos menores «no llegan al 10%»
J. G.
El consejero de Bienestar Social de Melilla hace énfasis en que los niños “son niños”, y que no provocan un incremento significativo de delitos en la ciudad. Critica a los medios de comunicación y a los usuarios de las redes sociales por las imágenes que se crea de ellos. “Solo un 10% de los delitos cometidos en la ciudad se atribuyen a menores extranjeros no acompañados, no son muchos”, afirma Álvaro Salvador, juez de menores melillense. La asociación Harraga, en su informe, presenta una encuesta de opinión pública que concluye que el 60% de los melillenses sienten miedo cuando ven a un menor extranjero, a pesar de que el 90% afirma no haber sido agredido física o verbalmente por un menor. El informe de esta asociación se suma a las críticas del consejero a los medios de comunicación por “criminalizar” a los menores. “Si un menor lleva meses en Melilla y llega al juzgado porque supuestamente ha cometido un delito y lo primero que hay que hacer es quitarle la sarna, ducharle, darle de comer, viene sin saber español y normalmente hay que desintoxicarle… Si tras meses aquí no ha entrado en el sistema de protección [los centros de acogida], es evidente que hay algún problema”, concluye el juez.
Fuente: http://elpais.com/elpais/2017/06/19/videos/1497864655_772436.html