Nos envía esto una madre de hijos fallecidos durante la gestación y al poco de nacer:
CUESTIÓN DE IDENTIDAD Soy madre. Soy padre. Pero mi hijo no está conmigo, sino en el cielo. Quizá no tengo ningún hijo en casa, quizá tengo uno, y otro ha muerto, quizá tengo varios hijos vivos y varios que han estado y ya han partido… Soy su madre. Soy su padre. Si tu hijo está vivo, tú eres «la mamá de Juan, (de Noa, de Daniel…)» cuando le recoges en el colegio, cuando vas al pediatra, al parque, o de compras con tu niño. Yo soy la mamá de Camilo, de María, de mi bebecito… y nadie lo ve, nadie lo sabe. Patricia, Johanna, casi son madres solo cuando se juntan en el grupo de duelo perinatal, en que hablan de sus hijos. Si sus amigos y familiares no recuerdan con ellas, su identidad de madre es como un secreto, una locura… o nada. Si todos olvidan a mi hijo, es como si no existiera. Pero no sólo él no existe. Es como si yo ya no fuera quien soy. Recuerdo tras la muerte de mis dos hijos (el segundo y la tercera), iba a buscar a mi hijo mayor al colegio y muchas veces me oía a mi misma diciendo «voy a por los niños». A veces en una conversación sobre cenas y dormidas (esas conversaciones de madres) me sorprendía hablando de «mis hijos». No entendía estos «lapsus» hasta que caí en la cuenta de que me he sentido madre de familia numerosa. Pero la gente sólo veía a uno de mis hijos. Si les olvidamos, si les olvidáis, si no les nombramos, si no les recordamos, nosotras mismas perdemos parte esencial de nuestra identidad. Y lo mismo ocurre a los padres de estos bebés que tanta huella han dejado en nuestras vidas. Escribo esto para compartir con vosotros, los que lo habéis vivido y los que no. HABLAR DE NUESTROS HIJOS ES UNA NECESIDAD, ES COMO UN DEBER SAGRADO QUE TENEMOS CON ELLOS. HABLAR DE NUESTROS HIJOS ES UNA DE LAS FORMAS QUE TENEMOS DE VIVIR NUESTRO AMOR, NUESTRA EXPERIENCIA DE PATERNIDAD Y MATERNIDAD. HABLAR DE NUESTROS HIJOS ES PARA NOSOTROS UNA CUESTIÓN DE IDENTIDAD.