El desgarrador relato de la mamá bloguera de Gijón tras perder a su hija

Carmen Osorio comparte con sus miles de seguidores cómo se sintió tras dar a luz a su bebé ya fallecida, «el golpe más terrible que existe»

Pablo Tuñón 24.08.2017 | 17:56

Se ha ganado a pulso el título en España de «la bloguera de las mamás risueñas», pero esta vez le ha tocado contar una historia desgarradora, la experiencia más cruel que le puede pasar a una madre: dar a luz a un bebé ya fallecido. En un gesto de valentía y honradez hacia su labor comunicativa en internet, ha tenido los arrestos suficientes para canalizar todo su dolor en palabras y publicar en su blog, «No soy una drama mamá», su historia, superando el pudor de contar un sentimiento tan trágico como íntimo. Y la historia personal de la periodista gijonesa Carmen Osorio ha encontrado una oleada de solidaridad y comprensión en las redes: experiencias así no se suelen traducir en palabras escritas.

«Yo imaginaba que mi primer post a estas alturas sería sobre nuestras vacaciones… pero no, la vida me ha dado el golpe más terrible que existe. No lo cuento porque crea que debo explicaciones sino porque, después de pensar abandonar el blog durante estos últimos días, he decidido que no debo, con todo lo que me ha aportado no sería justo… Así que, como quiero seguir, aunque no sé de qué manera, no puedo obviar mi capítulo más doloroso y terrible como madre…«, explica en facebook para enlazar el desgarrador relato de su blog.

Huellas

La gijonesa, que ya tiene tres hijos varones, sentía la obligación de contar un capítulo tan trágico en su vida para seguir con su labor de mamá bloguera. «Aquí os conté durante meses todo sobre mi embarazo, con la mayor ilusión del mundo, y aquí hoy os cuento cómo y porqué perdí a mi hija, con la tristeza más pesada del mundo«, señala en su blog, en el que narra su periplo hospitalario en Tarragona, donde sufrió el desgarrador episodio.

Cuenta cómo sintió que su bebé, la primera niña que esperaba después de tres niños, dejaba de moverse, pero en una primera visita al hospital le detectaron latidos. «Nos atendieron rápido ya que no había ninguna paciente en ginecología y ¡alivio, había latido! La ecografía mostraba que todo estaba en orden, el tamaño del bebé correspondía con las 28 semanas de gestación», narra la periodista gijonesa.

Pero la tragedia llamó a la puerta de la ilusionada madre esa misma noche. «De madrugada, empecé a sangrar y a perder líquido. De nuevo, nos fuimos a Urgencias. Volví a tumbarme en la misma camilla en monitores, la misma matrona que me había visto horas antes empezó a buscar el latido del bebé en mi barriga y nada, fueron los segundos más angustiosos de mi vida. El mismo ginecólogo de la visita anterior vino rápidamente con el ecógrafo, no necesitó más que unos segundos para darse cuenta de que efectivamente, no había latido. Me lo dijo sin poder creer lo que estaba pasando, no olvidaré jamás aquello. Y nos dejaron solos, rotos, desconsolados, en shock, llorando la pérdida…«, expresa la gijonesa.

Y le llegó el cruel momento de dar a luz sabiendo que su bebé llegaría a este mundo sin latidos, tras más de seis meses llevándola en su vientre. «Sobre las cuatro de la madrugada empezaron las contracciones, llamé a las enfermeras, y fui andando a dilatación, mientras lloraba y lloraba. Estaba de 5 centímetros, pedí la epidural, no quería sufrir físicamente. Después oímos llorar a un bebé que llegaba al mundo mientras escuchábamos en monitores los latidos de otros dos, pero ninguno era el corazón de nuestra hija y cada poco llorábamos», relata antes de añadir: «Ella nació, la taparon, se la llevaron y yo miré el reloj de la pared, vino al mundo a las 8:10 horas aunque ya se había ido antes. Después salió la placenta y el ginecólogo que atendió el parto nos dejó caer que tenía un aspecto extraño».

Carmen y su marido recibieron la recomendación de ver a su bebé muerta para superar el trauma. Y así lo hicieron. «Unos minutos después, se abrió la puerta y allí nos traían a nuestra pequeña, con gorrito y envuelta en una mantita, como si estuviera dormida, preciosa, igualita a Rafa (otro de sus hijos), con el que además podría haber compartido fecha de cumpleaños. Sentí tanto dolor y amor a la vez cuando la vi. En aquel espacio derramamos tantas lágrimas, la acaricié tantas veces, la besé, la quise tanto… con ese dolor tan insoportable de saber que tenía que decirle adiós para siempre. Imposible explicarlo con palabras. Nuestro recuerdo de aquel momento es una foto de su mano junto a la mía que guardaremos para nosotros siempre», cuenta la gijonesa.

La periodista cuenta que el motivo del fallecimiento de la bebé fue una «Corioamnionitis aguda, una infección de la placenta que, en este caso, no se había podido intuir». Describe la experiencia como algo «especialmente desalmado», pero en su relato hay dosis de dolor y amor en forma de trágica mezcla. Osorio no se olvida de que escribe para otras madres y, de hecho, ha recibido multitud de mensajes de mujeres que pasaron por el mismo trance.

Y a las demás mamás se dirige en su relato: «La traje al mundo, la besé y amé, como cualquiera de vosotras cuando disteis a luz y visteis a vuestros hijos, que no hacen falta más de dos segundos para que esa persona se convirtiese en vuestro universo. La gran diferencia es que yo tuve que despedirme de ella en ese momento, lo cual hace ese amor que sentí más grande, si es que se puede. Ella existió aunque sólo sus padres y unos médicos pudieran verla. Y soy madre de cuatro, madre en la tierra y en el cielo».

No se olvida la periodista gijonesa de agradecer el apoyo de su familia, de sus amigas más cercanas. Y también se acuerda del personal sanitario que la atendió en Cataluña. «Gracias al increíble equipo médico del Hospital Santa Tecla de Tarragona. Por el afecto, el cariño, las palabras, los abrazos, los besos…», señala Osorio. Ellos le regalaron un recuerdo de su hija fallecida antes de nacer: las huellas de su bebé en una cartulina acompañadas de un precioso mensaje.

Termina su relato la gijonesa, expresentadora de televisión, parafraseando la letra de una canción del grupo «Morat». «Y no sé cuánto, no sé cuánto voy a soportarlo. Y no sé dónde, no sé dónde voy a dar sin ti. Y no sé cómo, no sé cómo lograré olvidarte. No sabes cuánto me duele este adiós». Vaya por ellos el vídeo de este tema de los colombianos: por una mamá bloguera valiente en el uso de la palabra y una niña que ha dejado «huellas eternas» ya no sólo en su familia, sino en todos los lectores de este relato que duele y emociona al mismo tiempo.

No se olvida la periodista gijonesa de agradecer el apoyo de su familia, de sus amigas más cercanas. Y también se acuerda del personal sanitario que la atendió en Cataluña. «Gracias al increíble equipo médico del Hospital Santa Tecla de Tarragona. Por el afecto, el cariño, las palabras, los abrazos, los besos…», señala Osorio. Ellos le regalaron un recuerdo de su hija fallecida antes de nacer: las huellas de su bebé en una cartulina acompañadas de un precioso mensaje.

Fuente: http://www.lne.es/gijon/2017/08/24/desgarrador-relato-mama-bloguera-gijon/2153859.html