La verdad que había investigado cómo podía ser y lo que vi en Internet era peor que lo que encontré. Ella (Dra Cagigal) le ha preparado muy bien para verlo, lo ha arropado como una persona, me gusta el trato que le ha dado y cómo lo ha presentado.
Lo cierto que es igual que su gemelo, ya se le veían rasgos, sus manos, dedos, sus piernitas, sus pies, sus ojos, boca, nariz… Y al fin he sido totalmente consciente de que no ha sido una mala pesadilla que ha existido que lo que notaba dentro era él, y ahora puedo desvincularle de sus hermanos, he tomado consciencia plena de su existencia, y ahora no sólo lloro un desconcierto, ahora lloro su pérdida, ahora tengo el nudo en la garganta, el dolor interno se ha agudizado, ahora sí que ha comenzado el duelo en su plenitud, siento ese vacío en mi interior y esas ganas de llorar.
Verle me ha ayudado a hacerlo real y a comenzar la etapa dura del duelo, la despedida, el hasta luego.
Ahora se registrará en legajos y en el libro de estadística, me dejaron poner su nombre. Sé que estos datos son puramente estadísticos, pero a mí me reconforta gritar a los cuatro vientos que él es Antonio, aunque sólo lo vea quien recabe los datos, pero para mí el que una sola persona ajena a mi entorno sepa su nombre hace que le haga real, que cuente su existencia, que sepa que existió, que se movió dentro de mí, que su nombre es Antonio y tiene una familia que le quería y quiere mucho.
Muchas gracias de nuevo por ayudarme a dar todos los pasos e indicarme el camino.
También lo he podido coger, tocar, hacer fotos… Y ahora lo puedo mirar cada vez que lo quiera recordar.