¿Qué hacer el día después?
Karla fue festejada por sus compañeras de trabajo con un baby shower. Tenía ocho meses de embarazo y ya casi se iba de licencia médica.
Así que prepararon una serie de platillos y le llevaron un pastel y regalos para el esperado bebé. Tenía ya nombre, un cuarto y mucha ropa que ella había comprado y la que le habían regalado.
A la semana Karla faltó al trabajo, lo que se les hizo raro a sus compañeros pues a pesar de tener una gran panza nunca faltó a sus labores, así que se preocuparon, pero sus mensajes de whatsapp no eran contestados.
Fue hasta el día siguiente que la directora del área notificó la desafortunada noticia: “El bebé de Karla murió. Ayer le hicieron una cesárea de emergencia y la niña nació sin vida”.
El mensaje causó impacto en algunos; en otros, indiferencia: “era muy chiquito y Karla es joven, puede tener más hijos…”.
Karla se desconectó de la realidad. Pasaron muchos días para recuperarse. No quería hablar con nadie. Vivió sus primeros días de duelo en medio de la soledad. Sólo acompañada de su madre, ya que no tenía contacto con el padre de su hija.
Fueron días agotadores para ella, tanto físicos como emocionales, en los que se hacía miles de preguntas, noches interminables sin dormir, sin poder degustar la comida, días de tristeza y melancolía.
Llegó el día en el que tenía que presentarse en el trabajo. Quería desaparecer. Estaba en la encrucijada si regresaba o no, pues no quería ver a nadie, no quería enfrentarse a las duras preguntas de cómo estaba o qué había pasado. No quería que la vieran llorar ni derrumbarse. Moría de nervios, no sabía qué hacer…
Animada por su mamá se levantó temprano, con trabajo se arregló y salió a la oficina. Al llegar, sintió las miradas de todos, algunos la rehusaban; otros, la saludaban como si nada hubiera pasado.
Para Karla fue una experiencia que nunca podrá olvidar. Ese primer día en la oficina fue un infierno para ella. No quería ni levantarse al baño para no encontrarse con alguien. Sin embargo, lo tuvo que hacer varias veces para vaciar sus lágrimas y regresar a su lugar como si nada hubiera pasado. Eran sentimientos encontrados, pena y angustia…
¿Cómo podemos afrontar el regreso al trabajo?
En el proceso de duelo uno de los factores que tienen mucha influencia es la respuesta social ante una muerte gestacional o neonatal. Y ésta se da de una manera muy importante en la esfera laboral. Existe una falta de contención y sensibilización en los lugares de trabajo, y estas faltas de respuestas asertivas afectan a las madres o padres en duelo.
Por lo anterior, es importante que las instituciones y empresas cuente con programas y protocolos para facilitar el regreso al trabajo del personal que haya atravesado por esta experiencia.
Pueden ofrecer, por ejemplo, trabajar desde casa, asignar a una persona que sea la vía de comunicación principal con el doliente, entregar una tarjeta con las condolencias de todos, ofrecer información sobre asociaciones de ayuda, informar a todo el personal de lo sucedido, facilitar la salida a consultas o terapias, así como ofrecer un espacio donde la persona pueda estar a solas cuando le sea necesario.
Para una madre y un padre en duelo es complicado enfrentarse a situaciones o preguntas incómodas. Es por ello que es importante que antes de regresar al trabajo busquemos ayuda de tipo emocional, ya sea una terapia o acudir a un grupo de apoyo para que vayamos trabajando con nuestras emociones.
No pensar en el qué dirán los demás, lo importante somos nosotros, que no nos importe la opinión externa. Teniendo en cuenta esto estaremos del otro lado. No es malo llorar ni es signo de debilidad. Llora con quienes te sientas en confianza, incluso puedes hacerlo en un lugar a solas y regresar a tu lugar cuando te sientas mejor.
A la pregunta de “¿cómo está tu bebe?”, cuando la gente no sabe qué ha pasado, si te sientes preparada explica sencillamente que tu hijo murió y que en otro momento pueden platicar. Las personas entenderán y tal vez te den el pésame o simplemente no sabrán qué decir y comentarte frases que puedan incomodarte, aléjate si te sientes dolida (ellos comprenderán).
No desesperes. Con el tiempo te irás acostumbrando a realizar las actividades rutinarias sin sentir las miradas, sin sentirte señalada o con lástima. Lo importante es tu bienestar, así que si estás en este proceso previamente prepara las respuestas que puedes dar ante las diferentes preguntas o comentarios que te hagan.
Finalmente, ten en cuenta que el duelo perinatal es poco visibilizado y minimizado, así que no te sientas mal con los comentarios que te puedan hacer.
Siéntete acompañada a la distancia, ya que hay muchas mujeres que han vivido la misma experiencia, quienes han encontrado la paz y han recuperado la estabilidad emocional.
Que esta experiencia nos haga mejores personas.
Fuente: https://saludprimero.mx/2020/02/26/el-regreso-al-trabajo-despues-de-la-muerte-de-un-bebe/