La musicoterapeuta zaragozana Carla Navarro lleva meses interactuando con neonatos y sus padres en la capital aragonesa.
¿La música cura? Esta es una de las cuestiones más controvertidas de los últimos años y que enfrenta a quienes dudan de sus facultades y quienes, por contra, afirman la existencia de un impacto positivo de la música en directo en determinado tipo de pacientes. En el caso de los prematuros, “no cura, pero sí cuida”, asegura la musicoterapeuta Carla Navarro.
La zaragozana quiere demostrar que la música es capaz de mejorar la evolución de los denominados grandes prematuros, es decir, aquellos que nacen con menos de 1.500 gramos. “La música influye a la hora de mejorar el vínculo con las mamás, que se ha roto de manera muy brusca al nacer tan pronto”, explica la musicoterapeuta.
Se trata de un estudio pionero, ya que, a pesar de que existen otras investigaciones relacionadas coneste tema, es el primero que une el uso de la musicoterapia en la UCI Neonatal y sus efectos tanto en las madres como en los bebés de manera conjunta. “Tan solo estudiamos el vínculo con las madres porque no existe una escala de evaluación paternofilial, aunque ellos también participan de manera activa en muchas sesiones”, asegura Navarro.
La tesis doctoral cuenta con un programa específico de intervención en técnicas activas de musicoterapia que controla variables musicales como el ritmo, la armonía y la melodía, “y tiene muy en cuenta los estímulos sonoros que puede recibir un bebé que debería estar en el útero materno, y que, por el contrario, está ya en una incubadora”, indica Navarro. Del mismo modo, se miden respuestas de los pequeños como miradas, sonrisas y todo tipo de reacciones.
“Hasta la fecha hemos trabajando con 15 bebés en los que hemos observado un aumento en los niveles de saturación de oxígeno y la reducción de la frecuencia cardíaca que nos indican variables de bienestar; así como respuestas de succión no nutritiva ante el estímulo musical y respuestas motoras ante la voz materna”, asegura Navarro.
Sin embargo, estos beneficios clínicos tan solo son una pequeña parte de los logros de esta zaragozana, que asegura que la música logra romper unas barreras muy difíciles de superar en estos casos: “Ellas no se sienten mamás porque son incapaces de cuidar a sus bebés, y sienten estrés y tienen miedo. Sin embargo, hemos notado que la frecuencia cardiaca del bebé se relaja cuando canta su madre y que se despiertan otros reflejos”.
Este estudio se prolongará durante todo el 2017, e incluirá a bebés de menos de 1.500 gramos tanto en los hospitales Clínico y Materno Infantil Miguel Servet de Zaragoza, como en el hospital San Pedro de Logroño donde pretenden comenzar lo antes posible.
“Nos encontramos con casos de bebés de 800 gramos. Sus papás no saben qué va a ser de ellos, no solo por el riesgo de que puedan salir adelante sino porque nacer de forma prematura conlleva consecuencias para el resto de sus vidas”, destaca la musicoterapeuta. “Es un tema muy duro, pero vivimos y nos reímos, y durante el tiempo que dura la interpretación los niños vuelven a ser niños y los papás dejan de tener el rol de cuidador para volver a ser padres y pueden rehacer sus lazos”, explica.
Cuando Carla permanece en la unidad, a pesar de que sus sesiones son individuales, en seguida le rodean padres y enfermeras con otros bebés, para que todos puedan disfrutar de la sesión. “A veces me piden que tranquilice a alguno de los bebés, la verdad es que yo no me iría nunca”, destaca.
Como peculiaridades del estudio, la musicoterapeuta explica que la música está formada por una base de ‘Guitalele’, guitarra o calimba, una especie de caja de resonancia.
Sin embargo, el instrumento más importante es la voz de la madre. “Los bebés perciben sus primeros sonidos a través de los huesos de la madre por vibraciones. A partir de la semana 26 de gestación empiezan a discriminar sonidos internos y externos. Estamos hablando de niños que nacen entre la 24 y la 28 mientras que una gestación normal es de 40 semanas”, comenta.
Así pues, Carla realiza un acompañamiento musical que consta de ocho sesiones durante un par de meses, y que finalizan con una canción personalizada para cada uno de los pequeños, una nana creada por sus propios padres. “Lo más bonito del proyecto es que logramos transformar un momento muy negativo en algo positivo y para el recuerdo”, concluye Navarro.
“Sus constantes vitales se estabilizan y mejoran”
“Con la música sus constantes se estabilizan y mejoran, se reducen sus niveles de estrés y los padres se sienten integrados en los cuidados de sus hijos”, afirma la doctora Purificación Ventura, jefa del Área de Pediatría y Neonatología del Hospital Clínico Lozano Blesa de Zaragoza, quien confirma que “ayuda y acompaña, pero no cura, aunque estar mejor es fundamental para poder hacerlo”.
Durante las primeras sesiones los padres se encuentran algo nerviosos ya que eso de cantar es un acto algo más íntimo
Sin embargo, la musicoterapeuta les ayuda a sacar todo lo que llevan dentro: “Al principio les cuesta un poco, sobre todo cantar, pero poco a poco cambia la situación ya que desean comunicarse y participar en los cuidados”, resume Ventura, quien valora muy positivamente esta iniciativa.
“La música ya se venía utilizando en recién nacidos de forma pasiva desde hace tiempo con temas de Mozart, sonidos de la naturaleza, cuentos… sin embargo, que se realice de manera activa supone una propuesta innovadora por lo que decidimos abrirle las puertas de la unidad a Carla para poder desarrollar su tesis”, explica. Unas sesiones que logran contagiar a todos los presentes, ya que no solo se disminuyen los ruidos de la unidad sino que todos los bebés se relajan.
Fuente: http://www.heraldo.es/noticias/suplementos/salud/2017/07/13/musica-cura-pero-ayuda-los-bebes-prematuros-1186524-1381024.html