El contacto piel con piel, aunque el recién nacido haya llegado al mundo antes de tiempo o con bajo peso, mejora su salud y las opciones de supervivencia. Una clave para que eso sea viable es que los hospitales tengan una unidad que provea atención y tratamiento integral para ambos
Madrid – 10 DIC 2023 – 05:23 CET
“El primer abrazo con uno de los padres no solo es vital emocionalmente, sino también crítico para mejorar las posibilidades de supervivencia y los resultados de salud de los bebés pequeños y prematuros”. Con esta frase explicaba la doctora Karen Edmond, responsable médica de la salud de los recién nacidos en la Organización Mundial de la Salud, la guía de recomendaciones de la OMS para mejorar la supervivencia y la salud de los bebés nacidos prematuramente o con bajo peso al nacer. En este documento se enfatiza en la importancia de permitir que los bebés, incluso aquellos que requieren cuidados especiales, experimenten el contacto piel con piel con la madre (o cuidador designado en caso de que la madre no esté disponible) justo después del parto, en lugar de ser colocados en una incubadora, para mejorar su supervivencia. Según este organismo, alrededor de 13 millones de bebés nacen prematuramente cada año. De ellos, aproximadamente 900.000 se enfrentan a complicaciones mortales y casi la mitad fallece en las primeras 24 horas, antes de que logren estabilizarse en las unidades neonatales. En respuesta a estas cifras, la OMS lanzó esta guía el 15 de noviembre de 2022.
Esto se debe a los considerables beneficios para la salud que provienen de mantener a la madre y al bebé juntos desde inmediatamente después del nacimiento, y después todo el tiempo que sea posible. Pero es que, además, como demuestran diversos estudios, como los dirigidos por el médico e investigador Nils Bergman —uno de los pediatras neonatólogos más conocidos por sus investigaciones en neurociencia perinatal—, el contacto inmediato con la madre es una necesidad biológica esencial para la supervivencia en el caso de bebés prematuros o pequeños. Es lo que se denomina “separación cero”, y busca minimizar o eliminar cualquier separación innecesaria entre la madre (o familiares en su defecto) y el bebé inmediatamente después del nacimiento y durante el mayor tiempo posible. Sus beneficios incluyen la regulación de la temperatura y la estabilización de la frecuencia cardíaca y la respiración del bebé, la promoción de la lactancia materna y el fortalecimiento del vínculo afectivo.
Carmela Baeza, médica, IBCLC —consultora certificada en lactancia materna— y coordinadora del curso de Lactancia y Salud Mental del Instituto Europeo de Salud Mental Perinatal, destaca la importancia vital de hacer realidad la separación cero, ya que los cuidados convencionales en el caso de bebés prematuros, como separarlos de la madre y colocarlos en una incubadora, han demostrado ofrecer resultados menos favorables. Baeza reconoce que en algunos casos puntuales la separación inmediata puede ser inevitable, pero insiste: “El cuidado canguro debe iniciarse tan pronto como sea posible porque la separación cero salva vidas”.
Nils Bergman, con casi tres décadas de investigación en neurociencia perinatal que demuestran los excelentes resultados en diversos entornos de atención neonatal y materno-infantil en todo el mundo, tanto países de ingresos altos como países de rentas más bajas o empobrecidos, advierte sobre los riesgos de las intervenciones innecesarias durante el parto y la separación temprana madre-bebé: “Es importante comprender la importancia de la no separación y del Método Madre Canguro inmediato (MMC-i) para mitigar posibles efectos negativos. Las intervenciones que sean necesarias pueden hacerse sobre el cuerpo de la madre tras el nacimiento. Lo que debe cambiar es el lugar, no los cuidados”.
Para lograr que la separación cero sea una realidad, Bergman aboga por cuestionar y modificar el paradigma del siglo XX de la separación, argumentando que “nada de lo que el bebé hace o deja de hacer tiene sentido, excepto sobre el cuerpo de la madre”. Baeza, por su parte, enfatiza la necesidad de cambiar este paradigma a través de la comprensión científica, la formación de profesionales de la salud y la transformación de las unidades neonatales en unidades de cuidados intensivos madre-bebé. Según esta doctora, es crucial que tanto los profesionales como las familias reconozcan el contacto piel con piel inmediato y la separación cero como estándares de cuidado para los bebés prematuros, abogando por una mayor colaboración entre las familias y las UCI neonatales.
Unidades de cuidados intensivos madre-bebé
Como ha explicado en sucesivas ocasiones el doctor Björn Westrup, experto del Instituto Karolinska en Suecia y colaborador técnico en las nuevas recomendaciones de la OMS para el cuidado de prematuros, la óptima atención a bebés recién nacidos con bajo peso y prematuros radica en el contacto piel con piel constante con la madre, dentro de una unidad dedicada al cuidado conjunto madre-recién nacido que provea atención y tratamiento integral para ambos.
Hay pocas unidades de este tipo en España. Según Baeza, el estudio An international study on implementation and facilitators and barriers for parent-infant closeness in neonatal units (Un estudio internacional sobre la implementación, los facilitadores y las barreras para la cercanía entre padres e hijos en unidades neonatales, en español), publicado en 2022 en Pediatric Investigation, ofrece una visión general de los entornos neonatales actuales, intentando conocer en profundidad los factores que facilitan y dificultan la separación cero en 19 países. La investigación concluye que 42 de las 45 unidades estudiadas no cumplían criterios para llevarla a cabo, a pesar de la implantación de prácticas de atención centradas en la familia, incluida la participación de los padres en las rondas médicas, sesiones educativas estructuradas para los progenitores y formación estructurada para los profesionales sanitarios. “Implantar la separación cero en la UCIN sigue siendo un reto para los profesionales sanitarios”, señala Baeza.
Pese a la evidencia actual favorable a este cambio en la atención, diversos factores hacen de muro. “Uno de los más importantes es la cultura hospitalaria”, agrega Baeza. Para esta experta es necesario un cambio cultural en el personal, que influya en las actuales creencias de poder y estructuras jerárquicas entre profesionales y familias para promover la separación cero. Otra barrera, según explica, es la dificultad en la colaboración: “La actual división y compartimentación entre los departamentos de maternidad y neonatología u otros servicios dentro del hospital (UCI de adultos en caso de ingreso materno, servicio de anestesia, etcétera) dificultan la separación cero y mantener el piel con piel en el tiempo de ingreso”. También señala como barreras la percepción del personal sanitario y de las familias. En el caso de los primeros, el miedo a no implementar de forma correcta el piel con piel en bebés enfermos, la percepción de que es necesario más personal o la falta de motivación. En cuanto a las madres, también perciben obstáculos como la falta de apoyo emocional, falta de infraestructura cómoda, falta de acceso libre a las UCIN o falta de apoyo social (permiso maternal y paternal, ayuda con el cuidado de otros hijos, trasporte al hospital).
“La situación en España muestra una tendencia cambiante, con algunas unidades adoptando la mentalidad de separación cero, promoviendo la presencia continua de madres y familias en las unidades neonatales. No son muchos hospitales, pero la tendencia es clara”, sostiene la médica. Sin embargo, considera que aún persisten desafíos en la implementación generalizada de estas prácticas: “Tenemos hospitales que, aunque anuncian estar abiertos las 24 horas, no proporcionan el apoyo necesario para el cuidado canguro. Esto evidencia la necesidad de un cambio cultural y de una mayor formación para los profesionales de la salud y empoderamiento para las familias”.
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