Las redes sociales e internet tienen mucho de positivo en nuestras vidas porque están ayudando a generar y promover cambios que de otro modo difícilmente ocurrirían. Es probable que últimamente estéis viendo diversas entradas en el blog aludiendo al aborto espontáneo, a los niños que no llegan a nacer, etc. La razón es que son sucesos muy duros en la vida de las personas que en la realidad son poco entendidos por el entorno hasta el punto que muchas mujeres los acaban viviendo en silencio, casi por no molestar, casi como tratando de demostrar que «ya no pienso en mi bebé» (porque los demás esperan eso, que lo superes, que «ni siquiera había nacido», que «más vale ahora que tarde» y que «mejor ahora que eres joven»).
Según leemos en Babycenter, Katy Patten y su marido recibieron en 2011 la noticia de que esperaban gemelos. Un parto prematuro a las 23 semanas truncó los nueve meses de espera y, aunque los médicos hicieron lo posible para frenar el parto, Aiden y Gavin llegaron al mundo con dos días de diferencia. Los dos tenían latido, pero no eran capaces de respirar por sí mismos y, no mucho tiempo después, fallecieron.
Aunque fue una vida corta para ambos, y aunque la familia y el entorno, con la mejor de las intenciones pero el peor de los resultados, les aconsejó que pasaran página y siguieran mirando adelante, ellos decidieron no luchar contra sus sentimientos y optaron por lo más lógico, aceptar la pérdida y no olvidarla jamás.
Y para no olvidar, Katy y su marido decidieron tener una foto para el recuerdo, obra, de Lulu B. Photography, en que «salieran todos», que colgaron encima de la chimenea.
Además, ella lleva un collar en el que guarda un poquito de las cenizas de los dos bebés y un tatuaje con los nombres de sus hijos y sus huellitas del pie. Incluso en el cumpleaños de Aiden y Gavin hacen una celebración con pasteles.
Es que es imposible olvidar algo así
Me parece genial todo lo que han hecho, y el detalle de la foto me encanta. ¿Por qué olvidar? ¡Si es que es imposible! Puedo entender que los familiares, los amigos, sugieran ante un hecho así tratar de pasar página y «tapar» la pérdida con nuevos hijos: «sois jóvenes, podéis tener más». Esto es porque no soportamos el sufrimiento ajeno. No sabemos qué hacer, como afrontarlo, así que tratamos de dar una respuesta que tape cuanto antes ese llanto, esa mirada de tristeza. Y creemos que con una frase así lo logramos… y pensamos que lo hemos conseguido cuando el otro deja de mostrarse apenado y te dice que está mucho mejor.
Pero no, no está mucho mejor, es solo que poco a poco aprende a vivir con ello. Pero ya no vale la pena mostrarse sin tapujos si el llanto, si las ojeras de llorar, si el pensar continuamente en el bebé que no nació provoca nuevos intentos de solución por parte de los demás: «¿no te estás regodeando demasiado en tu sufrimiento?», «¿no deberías ir al médico? Quizás si te tomaras algo…». Y por eso las parejas acaban por callarse y decir «bien» cuando deberían decir «esto no lo superaremos jamás, pero aprenderemos a vivir con ello».
Si solo nos pusiéramos un poco en el lugar de esos padres, si lo pensáramos un poco antes de hablar… quizás daríamos menos soluciones absurdas, pero tampoco es fácil, porque el mero hecho de tratar de ponernos en su lugar también duele, y tampoco estamos preparados para ese dolor porque desde pequeños nos han prohibido sentir nada que no sea alegría.
Fuente: http://bebesymas.com